Nada hay fijo en esta vida fugaz: ¡ni dolor infinito;
ni alegría eterna; ni impresión permanente; ni
entusiasmo duradero; ni resolución elevada que
pueda persistir la vida entera! Todo se disuelve en el
torrente de los años. Los minutos, los innumerables
átomos de pequeñas cosas, fragmentos de cada una
de nuestras acciones, con los gusanos roedores que
devastan todo lo que hay grande y atrevido... Nada
se toma en serio en la vida humana: el polvo no merece
la pena.
Debemos considerar la vida cual un embuste
continuo, lo mismo en las cosas pequeñas como en
las grandes. ¿Ha prometido? No cumple nada, a menos
que no sea para demostrar cuan poco apetecible
era lo apetecido: tan pronto es la esperanza quien
nos engaña como la cosa esperada. ¿Nos ha dado?
No era más que para recogérnoslo. La magia de la
lontananza nos muestra paraísos, que desaparecen
como visiones en cuanto nos hemos dejado seducir.
La felicidad está siempre en lo futuro o en lo pasado,
y lo presente es cual una nubecilla oscura que el
viento pasea sobre un llano alumbrado por el sol.
Delante y detrás de ella todo es luminoso, sólo ella
proyecta siempre una sombra.
Fragmento de "El amor, las mujeres y la muerte" de Arthur Schopenhauer
No hay comentarios:
Publicar un comentario