Tao Te Ching, también llamado Tao Te King, es el libro más importante del pensamiento Taoísta y de la filosofía taoísta. El libro, según dice la leyenda, fue escrito alrededor del año 600 a. C. y su autor es Lao Tse ("Viejo Maestro"), de quien se dice fuera un archivista de la Corte Imperial durante la dinastía Zhou.
El nombre Tao Te King puede traducirse como "El libro del Camino y de su Virtud", y describe una fuerza, llamada el Dào (Tao), que es el orden del mundo. Es una fuerza de contradicción, y representa todas las cosas del universo.
Es un libro muy corto; tiene sólo 81 capítulos de una página cada uno. Fundamentalmente está dirigido en dos sentidos. Uno es la transmisión de la idea de Tao y de la manera de obrar del "hombre santo" o "sabio" que la llega a conocer.
El Sabio
El ideal de perfección del Taoísmo se encarna en la figura del sabio; el ser humano que ha hecho realidad en su vida la verdad del Camino, que vive en armonía con el orden universal y se ha hecho parte del Tao.
Su ser se ha hecho uno con la Verdad; entre él y la Verdad no hay diferencia. Se ha liberado de todas las ataduras, se mueve sin ser notado y brilla en su interior.
Es como una primavera para todos los seres; es impasible, pues no arde con el fuego ni se enfría con el hielo; no se asombra ante nada, nada le afecta ni le puede dañar; camina sin dejar huella; ama y hace el bien, pero no se tiene por bondadoso; habla con el silencio y teniendo que decir , calla.
Hace que la paz penetre por doquier sin perder nunca su alegría.
Está más allá del bien y del mal. La suya es una vida que se mueve por encima de la moral. El sabio sólo hace el bien, pero lo hace por instinto, como una expresión inevitable, libre y necesaria de su propia naturaleza. El sólo obedece la ley de su Corazón.
El sabio tienen la virtud del agua; es humilde, se hace pequeño; gobierna por la No-acción, es la actividad que se realiza sin ego y, por eso mismo es una acción auténtica, profunda y libre de cualquier forma de apego, totalmente desinteresada, que se efectúa de acuerdo al latir del Tao.
El sabio es un poeta, todo lo que ve, toca, oye o huele se convierte en poesía. Sabe que la poesía es el sonido del corazón y que la naturaleza es el único y gran poeta.
El sabio es alegre, su sonrisa es el resplandor de la Verdad. Ríe generosamente e invita a compartir esa sonrisa que le ha dado la Felicidad Eterna. Vive un gozo que nada ni nadie le puede quitar.
LXXXI
Las palabras que dicen la verdad, no son bellas.
Las palabras bellas, no dicen la verdad.
El hombre bueno, no discute.
El hombre que discute, no es bueno.
El hombre sabio, no es culto.
El hombre culto, no es sabio.
El hombre sabio no atesora; cuanto más deja a ños demás, más le queda;
cuanto más da, más tiene.
El camino del Cielo, beneficia sin dañar.
El camino del Sabio, se realiza sin esfuerzo.
LXX
Mis palabras son fáciles de entender
y fáciles de llevarlas a la práctica.
Pero nadie, en el mundo entero, las entiende;
ni nadie, las lleva a la práctica.
Mis palabras tienen un Ancestro
y mis acciones un Maestro.
Y precisamente, porque nadie los conoce;
nadie me comprende.
Pocos son los que me comprenden y esto es,
lo que hace mi gloria.
Por eso, el Sabio, se viste con pobres ropajes
y guarda en su pecho una joya.
Lao Tsé
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