Las verdades de ayer son hoy mentira,
las de hoy acaso lo serán mañana?;
la incorregible vanidad humana
siempre creyendo razonar, delira.
Como Nerón cantando ante la pira
en que convierte a la ciudad romana,
ciega destruye o cínica profana
lo que, poco antes, ensalzó la lira.
Y así, al través de todas las edades,
siempre abrasada por un fuego interno,
buscó la humanidad nuevas verdades,
y halló que en todo tiempo, -joven tierno-
en aldeas, en campos y ciudades,
sólo el Amor es en la tierra eterno.
Guillermo Blest Gana
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