06 abril 2011

De la Vida


La Vida es una isla en un oceáno de soledad, una isla cuyos macizos de roca son esperanza, cuyos árboles son sueño, cuyas flores son soledad y cuyos arroyuelos son sed.

Vuestra vida, compañeros míos, es una isla separada de todas las demás islas y regiones. Por muchas que sean las naves que zarpan de vuestras costas rumbo a otros climas; por muchas que sean las embarcaciones que tocan vuestras playas, seguís siendo una isla solitaria que adolece de las angustias de la soledad y de ansia de felicidad. Sois desconocido para vuestros semejantes y estaís muy lejos de su simpatía y su comprensión.

(...)
Tu vida, hermano mío, es una morada solitaria separada de las viviendas de los demás hombres. Es una casa en cuyo interior no puede penetrar la mirada del vecino. Si se hundiese en las tinieblas, la lámpara de tu vecino no podría alumbrarla. Si estuviese vacía de provisiones, no podrían llenarla las despensas de tus vecinos. Si estuviese en un desierto, no podrías pasar a los jardines de los demás hombres, labrados y cuidados por otras manos. Si se levantase en la cumbre de una montaña, no podrías bajarla al valle hollando por los pies de otros hombres.

El espíritu de tu vida, hermano mío, está asediado por la soledad y si no fuese por esa soledad y ese abandono, tú no serías tú, ni yo sería yo. De no ser por esta soledad y este abandono desolado, llegaría a creer, al oir tu voz, que era la mía; y al ver tu rostro, que era yo mismo mirándome en un espejo.

Fragmento de "La Voz del Maestro" Khalil Gibran

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