[...]
Tal vez sigo siendo tan ingenua para creer en una tontería,
Que no me importe! Que no me importe! Me digo a diario.
A veces es más doloroso de lo que parece
Y siempre las últimas palabras se quedan cortas.
Es una felicidad tan ajena y alejada a la mía
Cuando la veo pasar sin tocarla siquiera.
Aprender a callar, es lo que debería.
Sólo ya no quiero llorar, ya no quiero llorar...
La Mujer De Los Sueños De Nadie
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