29 septiembre 2010

RIMA XXIX








  Sobre la falda tenía
     el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
     sus rizos negros;
no veíamos letras
     ninguno creo;
mas guardábamos ambos
     hondo silencio.
¿Cuánto duró?  Ni aún entonces
     pude saberlo.
Sólo sé que no se oía
     más que el aliento,
que apresurado escapaba
     del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
     los dos a un tiempo,
y nuestros ojos se hallaron
     ¡y sonó un beso!
                       *
Creación de Dante era el libro;
     era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos,
     yo dije trémulo:
—¿Comprendes ya que un poema
     cabe en un verso?
Y ella respondió encendida:
     —¡Ya lo comprendo!

                                              Gustavo Adolfo Becquer

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